Cada año, las uvas crecen y se desarrollan hasta llegar a su maduración óptima, cuando se realiza la vendimia, uno de los momentos más interesantes del ciclo de la vid. El duro trabajo de los productores, desde la plantación hasta el envejecimiento del vino, es esencial para crear nuestro vino favorito, el Ribeiro.
Pero como se transforman exactamente las uvas en este delicioso vino que tanto nos gusta? Hemos decidido abordar cada una de las etapas en el proceso de producción de vino desde la uva hasta la copa. Y lo primero siendo lo primero, hablaremos del injerto.
Aunque parezca raro, la mayoría de las vides no crecen bien a partir de semillas. Las uvas, como otras frutas, crecen mejor a partir de injertos, cuando el viticultor implanta un esqueje con un portainjerto o pié ya plantado. Cuando se trata de hacer crecer cepas a partir de semillas, se puede necesitar años, y eso si la semilla prende, lo que no siempre es el caso. Además cada vid contiene la información genética de ambos padres, es decir la vid en flor y la planta que proporciona el polen. Así que cada planta nueva sería diferente de las anteriores y producirían uvas de diferentes calidades.
El pié ya tiene un sistema de raíces sano y extendido. Es una vid que ya está implantada y el esqueje crece mejor cuando está fuera de la tierra, así que es un método más eficiente de hacer crecer la uva, para conseguir frutos de la mejor calidad que producen vinos también excelentes. A las pocas semanas ambas plantas crecen juntas formando una única planta.
El productor selecciona el esqueje según la fruta que necesita para producir su vino. Para nosotros, sería Treixadura, Godello, Loureira para las castes de vino blanco y Brancellao y Souson para las castes de vino tinto, todas variedades autóctonas de la comarca del Ribeiro.