Hace unos meses, os contábamos cuatro datos históricos sobre el vino. Pero no sólo la historia del vino está llena de anécdotas, sino que la del Ribeiro también.
La Judería de Ribadavia
Como os contábamos en un post anterior, el rey Fernando II otorga a Ribadavia el Fuero Real en 1164, protegiendo las actividades económicas, sobre todo el comercio del vino. Al amparo de la corona, se desarrolló una importante comunidad judía que se asentó an torno al la Porta Nova. Jugaron un papel importante como intermediarios tanto por su capacidad financiera, sus contactos o su capacidad de movilización de capitales. La judería de Ribadavia llegó a ser una de las más importantes juderías de la península ibérica, de la que quedan numerosos vestigios hoy en día.
Los monjes y el vino Ribeiro
Aunque el vino Ribeiro ya se cultivaba en tiempos romanos, son los monjes, especialmente los monjes del Císter del Monasterio de San Clodio, quienes desarrollaron el cultivo de la vid en nuestra región durante la Edad Media. Convencidos de la gran calidad y del enorme potencial del Ribeiro, dedicaron su tiempo al estudio de las variedades autóctonas, plantando y replantando viñas. Esa dedicación dió como resultado un aumento de la producción, de la calidad y de la fama de los vinos Ribeiro y les permitió empezar a exportar vino Ribeiro no sólo a través del Camino de Santiago pero también gracias a los mercaderes judíos asentados en Ribadavia. A mitad del siglo XII, el abad del monasterio de San Clodio, Pelagio González, presume de la gran calidad de los vinos del Ribeiro en su testamento.
Colón y el vino Ribeiro
Recientemente se descubrió en el archivo de Simancas documentos que relatan el juicio que el comendador Bobadilla hizo a Cristóbal Colón por su comportamiento en La Española. En esos documentos se encuentran referencias al vino Ribeiro, demostrando que la primera expedición transatlántica en 1592 llevaba en sus bodegas este preciado cargamento. Los escritos relatan como Colón se negó a darle más ración «del buen vino de Ribadavia» a un cura, posiblemente gallego, que se encontraba enfermo. Este hecho se convirtió en una prueba de cargo contra el almirante.
Oídium y otros males
Durante el siglo XVI y la primera mitad del XVII, el Ribeiro gozó de fama y prestigio, siendo una de las mayores riquezas de Galicia. Sin embargo, varias plagas de procedencia americana asolaron la comarca, diezmando las plantaciones. Primero, en 1853 llegó el oídium, seguido por el mildium en 1886 y la filoxera en la década de 1890. Para combatir estas plagas, se cambiaron las variedades autóctonas por otras de menos categoría pero más resistentes. Afortunadamente para los amantes del vino, hoy en día se está recuperando las variedades autóctonas.
Esperamos que este post os pareciera interesante. Ahora toca disfrutar de una buena copa de vino Ribeiro Alter. Y lo podéis comprar aquí.
¡La entrega es gratis!